Los atentados del 11 de septiembre de 2001 (comúnmente denominados como la 9/11 en el mundo anglosajón y el 11-S en España y Latinoamérica), fueron una serie de atentados suicidas que implicaron el secuestro de cuatro aviones de pasajeros por parte de 19 miembros de la red terrorista Al-Qaeda. Se dividieron en cuatro grupos de secuestradores, cada uno de ellos con un piloto que se encargaría de conducir el avión una vez ya reducida la tripulación de la cabina. Los dos primeros aviones fueron el Vuelo 11 de American Airlines y el Vuelo 175 de United Airlines que fueron estrellados contra las Torres Gemelas del World Trade Center, un avión contra cada torre, haciendo que ambas se derrumbaran
Algunos pasajeros y miembros de la tripulación de los aviones secuestrados pudieron llamar con sus teléfonos móviles, informando de que había varios secuestradores en cada avión. Un total de 19 fueron más tarde identificados por el FBI, cuatro en el vuelo United 93 y cinco en los otros tres vuelos.
Según revelaron los testimonios desde los propios aviones, los secuestradores habían tomado el control de éstos usando simples navajas con las que mataron a azafatas de vuelo y al menos a un piloto o pasajero. Según las investigaciones de la Comisión del 11-S, se tiene constancia también de que fue usado algún tipo de espray para retener a los pasajeros en la cabina de primera clase. Asimismo se amenazó con la presencia de una bomba en tres de los aviones; no fue así en el American Airlines 77. Según las conclusiones de esta comisión, se piensa que los avisos de bomba eran probablemente falsos.
Sobrevivientes
Según la Comisión del 11-S, aproximadamente 16.000 personas se encontraban en las zonas de impacto del complejo del World Trade Center en el momento de los ataques. La gran mayoría de ellos sobrevivió, gracias a las labores de evacuación antes del derrumbe de las torres.
El derrumbe del World Trade Center
Tres edificios en el complejo del World Trade Center se derrumbaron debido a fallos estructurales en el día de los ataques. La Torre Sur cayó a las 9:59 (hora local en Nueva York), tras estar en llamas durante 56 minutos en un fuego causado por el impacto del vuelo 175 de United Airlines a las 9:03. La Torre Norte cayó a las 10:28, tras estar en llamas aproximadamente 102 minutos en un fuego causado por el impacto del vuelo 11 de American Airlines a las 8:46. Un tercer edificio, el World Trade Center 7, se derrumbó a las 17:20, al parecer tras haber sido seriamente dañado por los escombros de las Torres Gemelas al caer, junto con una serie de incendios. Numerosos edificios adyacentes al complejo también sufrieron daños sustanciales, se incendiaron y tuvieron que ser demolidos. El edificio del Deutsche Bank es la única estructura grande que sufrió daños e incendios en la zona cero que en 2006 aún no había sido totalmente demolida, aunque se espera que sea completada a mediados de 2007.
Daños
Aparte de las dos torres gemelas de 110 plantas cada una, cinco edificios del World Trade Center resultaron destruidos o seriamente dañados, entre ellos el edificio 7 del WTC y el hotel Marriott, cuatro estaciones del metro de Nueva York y la iglesia cristiana ortodoxa de San Nicolás. En total, en Manhattan 25 edificios sufrieron daños y siete edificios del complejo de negocios del World Trade Center fueron arrasados. Más tarde, el Deutsche Bank Building situado en la calle Libery street y Borough of Manhattan Community College's Fiterman Hall en el 30 de West Broadway tuvieron que ser demolidos debido al estado en que quedaron, que los hacía inhabitables. Actualmente, están a la espera de ser reconstruidos[16] Varios equipos de comunicaciones también sufrieron daños. Sin ir más lejos, las antenas de telecomunicaciones de la Torre Norte cayeron con su derrumbe, mientras que otras antenas de radio de torres colindantes resultaron también gravemente dañadas.
En el condado de Arlington, una porción del Péntagono fue severamente dañada por el fuego y el impacto del avión. Al cabo de un rato, una sección entera del edificio se derrumbó.
Ataques con ántrax
Ustedes no pueden detenernos. Tenemos este antrax. Ustedes mueren ahora. ¿Tienen miedo? Muerte a los Estados Unidos. Muerte a Israel. Alá es grande.» La carta fue procesada por el centro postal de Brentwood (Washington DC) donde dos trabajadores postales murieron debido a la inhalación de ántrax, Joseph Curseen Jr. y Thomas Morris Jr.
Una semana después del 11-S comenzaron una serie de atentados terroristas utilizando ántrax, una bacteria mortal. Durante el curso de varias semanas, los terroristas utilizaron el correo para exponer el ántrax a periodistas, políticos y empleados civiles en Nueva York, Nueva Jersey, Washington DC y Florida. Un total de 22 personas fueron contaminadas con ántrax, de las cuales cinco murieron.
Estos ataques acentuaron la inseguridad ciudadana y el clima de terror producidos por los atentados del 11 de septiembre.
Los autores de los ataques nunca pudieron ser identificados. El vicepresidente de EEUU, Dick Cheney, afirmó que no le sorprendería encontrar a Osama bin Laden detrás de estos atentados y sostuvo que:
La única manera de mostrar responsabilidad es actuar considerando que podría haber un nexo. Sabemos que Bin Laden ha intentado a través de los años obtener armas de destrucción masiva, tanto biológicas como químicas.
Si bien los organismos de seguridad de Estados Unidos no han podido identificar a los terroristas el Procurador General John Ashcroft mencionó al Dr. Steven Hatfill como una "persona de interés" potencialmente relacionada con los mismos, aunque no se le levantaron cargos.
Impacto del 11 de septiembre en la economía
La economía estadounidense entró en una fase de recesión a finales de 2001, después de una decada de crecimiento prácticamente ininterrumpido. La actividad económica ya había mostrado señales de agotamiento antes de los atentados, con la perdida de más de un millón de empleos en el sector industrial entre los meses de enero y septiembre.
Los ataques terroristas agravaron la situación al reducirse fuertemente el consumo como consecuencia del estado de psicosis de la población, que evitaba visitar sitios concurridos o viajar. El sector aéreo fue uno de los más afectados, pues la demanda de vuelos comerciales se redujo drásticamente, debido sobre todo al temor de que se repitieran las acciones terroristas, y también a la resistencia del público a someterse a las medidas rigurosas de seguridad en los aeropuertos. En un intento por aliviar esta situación, el Congreso aprobó un paquete financiero de 15 000 millones de dólares para el sector aéreo, en tanto que el gobierno de Bush adelantó un recorte adicional de los impuesto para revitalizar el consumo; esta medida tuvo efectos negativos en el presupuesto, ya de por si mermado por los gastos de la guerra.
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